Un regalo familiar: Almendro en flor


        Almendro en flor, Vincent van Gogh (1890), Museo Nacional van Gogh, Ámsterdam. Imagen extraída de la web del Museo van Gogh. Puedes obtener más información en la web del mismo museo


Como hemos descubierto en anteriores entradas (como la que te dejo por aquí), Vincent van Gogh fue un pintor perteneciente al Neoimpresionismo, una de las ramificaciones que tuvo el Impresionismo durante el siglo XIX. Sin embargo, la pintura que hoy os traigo para analizar, de lo más simple e interesante, no se enmarca en ninguno de estos estilos. Casi podríamos hablar de un ''mini'' análisis, por lo humilde que es este cuadro, pero no por ello menos divertido de descubrir.


Breve introducción a Van Gogh

Nacido en 1853 en la ciudad de Zundert (fig. 1), situada en los Países Bajos, Vincent Van Gogh pertenecía a una familia protestante. Su peculiar estilo y sus fuentes de inspiración nacen fruto de una infancia dura y una vida adulta aún más dura. Aunque exploramos a fondo la vida y obra del pintor neerlandés en esta entrada, podemos destacar que nos encontramos ante uno de los artistas más influyentes en toda la historia del arte por varios motivos: pionero en el desarrollo del postimpresionismo, figura clave del arte moderno gracias a un estilo único y fácilmente reconocible, Van Gogh además ha sido reconocido a título póstumo como un icono universal de la cultura popular occidental.



    Figura 1. La ciudad neerlandesa de Zundert. Imagen extraída de la web Musement. Puedes obtener más información en la misma web.


Van Gogh es mundialmente conocido por ser el autor de una de las pinturas más conocidas de la historia, La noche estrellada (1889, fig. 2), además de ser el autor de otras obras de no menor importancia, como El dormitorio en Arlés (1888, fig. 3) o Autorretrato con la oreja vendada (1889, fig. 4). Todas estas grandes obras están revestidas de un trasfondo o un contexto personal que quizá exploraremos algún día... Ahora ya podemos pasar a descubrir la obra de arte que nos toca en esta entrada.



    Figura 2. La noche estrellada. Imagen extraída de la web Wikipedia. Puedes obtener más información en la misma web.


    Figura 3. El dormitorio en Arlés, toda una oda al maravilloso arte japonés. Imagen extraída de la web National Geographic. Puedes obtener más información en la misma web



    Figura 4. Autorretrato con oreja vendada. Imagen extraída de la web Marisol Román. Puedes obtener más información en la misma web



Una obra de arte oriental

Estamos ante Almendro en flor, un óleo sobre lienzo de 73 x 92 cm., es decir, se trata de un cuadro de un tamaño moderado. Fue pintado por el neerlandés Vincent van Gogh en el año 1890. Como es evidente, esta obra se enmarca en el movimiento neoimpresionista con ligeras modificaciones y, actualmente, se encuentra en el Museo Nacional Van Gogh, en la capital de los Países Bajos, Ámsterdam.

El cuadro es muy simple, como ya he comentado antes: un almendro florecido. Sin más. No hay reyes, nobles, campesinos ni situaciones dramáticas o épicas. Simplemente, un árbol en flor, el cual extiende sus ramas sobre un fondo azul neutro, al más puro estilo oriental, con unas blancas florecillas muy agradables de contemplar (fig. 5). De hecho, si nos detenemos en este punto, podemos comentar una serie de cosas muy interesantes en relación con van Gogh y un movimiento artístico que se hizo muy popular a finales del siglo XIX: el japonismo.



    Figura 5. Podemos ver claramente las pinceladas que imprimió el pintor a su lienzo. Imagen extraída de la web Lone Quixote. Puedes obtener más información en la misma web.


A grandes rasgos, el japonismo fue el nombre con que se conoció a un movimiento artístico que tuvo una enorme influencia en el arte occidental en los últimos años del siglo XIX y ha ido aumentando exponencialmente desde entonces, extendiéndose a otras formas de arte como el dibujo, el cine y televisión o los videojuegos. Si queréis profundizar más en el japonismo y su impacto en la cultura occidental, podéis pasaros por esta entrada.

Resulta que Van Gogh era un enamorado de la cultura japonesa. Influido por los grabados y la xilografía de Japón, Van Gogh pintó esta oda al renacimiento (entendido como renacer, no penséis en el Renacimiento histórico), un canto de amor a la naturaleza. Casi parece que la luz sale del cuadro. Este simbolismo del renacer y la vida se ve más claramente en el objetivo para el cual este cuadro fue pintado: Van Gogh muestra su lado más familiar y tierno en este cuadro, ya que fue un regalo para su sobrino, Vincent Willem. De esta manera, el pintor loga convertir un tema tan simple como es la representación de un árbol en flor en una imagen llena de vida, como se menciona en la web Historia-Arte, donde podéis obtener más información sobre este cuadro. A pesar de que la obra está tratada, en su mayor parte, en tonos fríos como el azul en diferentes matices, el amarillo pálido o el verde en diversas tonalidades, lo cierto es que el almendro consigue transmitir una serenidad, una paz y una calidez a quien la contempla.

En definitiva, una obra graciosa y humilde, llena de simbolismo y vida, realizada el mismo año en que Van Gogh falleció, lo que, una vez más, contribuye indirectamente a potenciar el significado de esta pintura: Van Gogh nos habla de renacer, de una vida fresca y serena, precisamente estando a las puertas del fin de la suya. Metalenguaje en estado puro. Así que, ya sabéis, si ha nacido vuestro hijo/nieto/sobrino etc, aquí tenéis un estupendo regalo para iniciarlo en el maravilloso mundo que es el arte.


Webgrafía
  • Sobre las páginas web que he utilizado ya he ido dejando sus respectivos enlaces en los pies de foto o durante la narración de los hechos; me da una pereza tremenda ir de uno en uno citando cada web en esta sección, por lo que las fuentes las tenéis, aunque no estén citadas como Dios manda, cosa que me la viene a sudar un poco. Hala, hasta luego.

Bibliografía
  • Walther, I. F., & Metzger, R. (2015). Vincent van Gogh: The complete paintings. TASCHEN.

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