Análisis pictórico: El jardín de las delicias (parte 1)
El Jardín de las Delicias, Hieronymus Bosch (1500-1505), Museo Nacional del Prado. Más información de este cuadro abajo. Imagen extraída de la web del MNP. Puedes obtener más información en la misma web.
Una semana más, cual proveedor de sustancias poco cristianas, vuestro historiador de confianza os trae un nuevo, único y magnífico análisis artístico. Esta vez vamos a hablar del señor Jheronimus van Aken. Ah, ¿que no lo conoces? vaya tela... y tú te consideras un amante del arte... era broma, no te voy a juzgar. De hecho, me caes bien. Sigamos.
Siguiendo el patrón establecido hace 75 millones de años, cuando corría el año 58 en mi primer análisis pictórico (que puedes disfrutar cual raya de cocaína aquí), vamos a introducir primero al autor de esta obra y su contexto histórico. ¡Vamos allá!
El Bosco y la sociedad de su tiempo
Para empezar, el llamado Bosco (fig. 1) fue un pintor neerlandés que vivió y se desarrolló profesionalmente durante las últimas décadas de la Edad Media y las primeras del Renacimiento. Habitó los actuales Países Bajos, una región entonces bajo el dominio de los duques de Borgoña y, posteriormente, de la casa Habsburgo. Aquella era una región rica y próspera, una de las culturas más florecientes de Europa. Los actuales Países Bajos y Bélgica (por entonces llamada Flandes) gozaban de un gran desarrollo comercial, bancario y sus ciudades eran conocidas desde el norte hasta el sur. La burguesía urbana era realmente poderosa; controlaba rutas comerciales, bancos, fábricas y, con cada vez mayor frecuencia, se encargó del mecenazgo de muchos artistas. Encargaba numerosas obras de arte religiosas pero también de carácter moral o alegórico.
Figura 1. Jerónimo Bosco para los amigos, este es el rostro tras el cual se oculta uno de los más grandes genios que la historia del arte haya tenido el placer de estudiar. Lo que vemos es un grabado estampado en la serie de retratos Pictorum Aliquot Celebrium Germaniae Inferioris Effigies, obra del humanista y pintor flamenco Dominicus Lampsonius. Imagen extraída de la web Wikipedia. Puedes obtener más información en la misma web.
En el plano religioso y social, el Bosco vivió una época llena de profundos cambios: Europa estaba dejando atrás la mentalidad medieval y comenzaba a mirar hacia el progreso del Renacimiento. El Viejo Continente estaba renaciendo con un creciente interés por la ciencia, la observación de la naturaleza y el ser humano. Sin embargo, la religión seguía ocupando un lugar central en la vida cotidiana y la Iglesia mantenía un enorme poder sobre la moral y el pensamiento de los ciudadanos, desde el noble más acaudalado hasta el vagabundo más miserable. Todos los habitantes de la Edad Media vivían bajo el miedo al pecado, el fuego eterno del Infierno y el Juicio Final, ideas muy presentes en el imaginario colectivo (fig. 2).
Figura 2. El Diablo y sus demonios llevando las almas de los pecadores condenados al Infierno, tímpano de la iglesia de Santa Fe de Conques. Imagen extraída de la web Recreación de la Historia. Puedes obtener más información en la misma web.
En este contexto encontramos al Bosco, un artista que desarrolló un estilo absolutamente personal, muy diferente del de otros pintores de su tiempo. Mientras en Italia los artistas del Renacimiento buscaban la belleza y la armonía del cuerpo humano, El Bosco prefería representar el caos moral, el pecado y la convivencia del ser humano con la muerte de forma cotidiana (fig. 3). Su gran obra maestra, que descubriremos en esta entrada, se encuentra enmarcada en este ambiente de angustia por lo que le esperaba al ser humano en el momento de su muerte. El cuadro constituye una advertencia moral en sí misma sobre los peligros del deseo y la pérdida de la inocencia, pero eso lo veremos a continuación con más detalle.
Figura 3. El cuadro La muerte de un avaro, obra de El Bosco (1490-1500), Galería Nacional del Arte (Washington). Imagen extraída de la web de la Galería de Arte. Puedes obtener más información en la misma web.
Análisis del cuadro
El Jardín de las Delicias se trata de un tríptico (tres tablas de madera unidas entre sí, de forma que se doblan sobre la del medio), pintado por El Bosco (ahora sí que lo conoces, eh..¿sigues sin conocerlo, en serio? 5mentarios). Esta obra fue pintada usando la técnica del óleo sobre tabla de madera entre los años 1500 y 1505, o sea, pertenece al arte del Renacimiento (fig. 4).
Figura 4. El tríptico del Jardín de las Delicias. Imagen extraída de la web El Mundo. Puedes obtener más información en la misma web.
Como El Bosco era neerlandés, puedo afirmar sin equivocarme que esta obra pertenece a la escuela flamenca (no pienses ni en animales ni en gitanos, no va por ahí la cosa). El arte flamenco fue el que se desarrolló por la región de los actuales Países Bajos. Este tríptico se encuentra en el Museo Nacional del Prado, en Madrid. Voy a dividir el análisis en dos partes, así que atento: el análisis del exterior del tríptico y el análisis de la pintura.
Para empezar, la parte exterior de la obra también está policromada. Podemos ver una figura esférica en tonos grises (fig. 5). Se trata de una representación de la Tierra en su tercer día de la Creación, pasaje recogido en la Biblia, en los capítulos 1-2 del libro del Génesis.
Figura 5. La Tierra según El Bosco, con Dios en la parte superior izquierda. Imagen extraída de la web del MNP. Puedes obtener más información en la misma web.
Arriba a la izquierda encontramos a Dios como creador del mundo. Hablando del mundo, nos encontramos con una representación según la ciencia medieval, ya que esta creía que el planeta era plano. ¿Te suenan los terraplanistas? pues esos no son científicos, son unos zoquetes. Volviendo al cuadro, en la parte superior del panel izquierdo podemos leer la frase, extraída del salmo 33 de la Biblia Ipse dixit et fact sunt, que significa ''Él mismo lo dijo y todo fue hecho'', mientras que en la parte superior del panel derecho leemos Ipse mandavit et creata sunt, o sea, ''Él mismo lo ordenó y todo fue creado'', frase tomada del salmo 148. Ahora preparaos para caeros de la silla con lo que vais a ver en el interior del tríptico (que ya lo habéis visto en la primera imagen del post, pero oye, dejadme que me monte mis películas mentales).
Al abrirse el tríptico, la grandísima cantidad de personajes nos golpea de lleno en nuestro deforme rostro (con cariño); nos marea ver tantos personajes interactuando entre ellos en tantas posturas diferentes, rostros, colores, acciones distintas...BRU-TAL. Y es que el punto fuerte de esta obra es la minuciosidad del detalle, tanto de las personas como del paisaje, así como del uso del color. Vamos a detener nuestra mirada en la tabla de la izquierda, la cual muestra la escena de la Creación, con Adán y Eva en la parte inferior junto a Dios y todos los animalitos ahí bien cuquis (fig. 6). En esta tabla se representa el último día de la creación, cuando Dios, atendiendo a lo que podemos leer en Génesis 2, 4-25, hizo lo siguiente:
Formó al ser humano del polvo del suelo; entonces sopló en su nariz el aliento de vida y el hombre se convirtió en un ser viviente [...] Dios el Señor plantó un jardín al oriente del Edén y allí puso al hombre que había formado. Hizo que creciera toda clase de árboles atractivos a la vista y buenos para comer.
En medio del jardín hizo crecer el árbol de la vida y también el árbol del conocimiento del bien y del mal. Del Edén nacía un río que regaba el jardín y desde allí se dividía en cuatro ríos menores. El primero se llamaba Pisón y recorría toda la región de Javilá, donde había oro [...] El segundo se llamaba Guijón, que recorría toda la región de Cus. El tercero se llamaba Tigris, que corría al este de Asiria. El cuarto era el Éufrates.
Luego Dios el Señor dijo: <<no es bueno que el hombre esté solo. Voy a hacerle una ayuda adecuada>>. Entonces el Señor formó de la tierra toda ave del cielo y todo animal del campo. Se los llevó al hombre para ver qué nombre les pondría. El hombre puso a todos los seres vivos y con ese nombre se les conoce [...] Sin embargo, no se encontró entre ellos la ayuda adecuada para el hombre. Entonces Dios el Señor hizo que el hombre cayera en un sueño profundo y, mientras este dormía, le sacó una costilla y cerró la herida. De la costilla que le había quitado al hombre, Dios el Señor hizo una mujer y se la presentó al hombre.
En ese tiempo el hombre y la mujer estaban desnudos, pero no se avergonzaban.
Figura 6. La tabla de la Creación del hombre y el animal. Imagen extraída de la web del MNP. Puedes obtener más información en la misma web.
Este panel no representa el exacto momento de la creación del hombre y la mujer, por lo que es considerada una escena atípica en el arte religioso del Renacimiento. De hecho, esta escena es testigo del momento inmediatamente después de la creación de Eva. Adán aparece despierto y Dios le está presentando a Eva después de haber sido creada. De hecho, sabemos que es el momento posterior a aquel en que Dios sustrae una costilla a Adán para crear a su compañera, precisamente porque Adán se encuentra sentado, como si se acabara de incorporar después de un profundo sueño. Junto a Adán se encuentra el árbol de la vida y vamos a detenernos en este elemento porque es un detalle muy curioso (fig. 7).
Figura 7. El misterioso drago de El Jardín de las Delicias. Imagen extraída de la web Eduardo Barba. Puedes obtener más información en la misma web.
Resulta que este exótico árbol es una especie que crece en las zonas del noroeste de África y en las Islas Canarias. Pero El Bosco lo pinta aquí. La pregunta pertinente es ¿cómo un pintor neerlandés podía conocer una especie que se hallaba a cientos de kilómetros de distancia? La respuesta nos la da un jardinero, Eduardo Barba, persona especializada en botánica y arte. Como se explica de forma muy interesante en este artículo del periódico La Provincia, Eduardo señala que El Bosco solía pintar plantas y árboles muy inusuales, como ocurre con esta especie subtropical. En aquellos años, las Islas Canarias eran muy conocidas en Europa por la caña de azúcar y el comercio que establecían con Flandes. De esta manera, el pintor neerlandés ''está haciendo un guiño importante a Canarias como las famosas islas afortunadas''. Para Barba, es evidente que el artista llegó a conocer de la existencia del drago a través de algunos dibujos y grabados como uno que realizó Martin Schongauer. En un segundo plano encontramos una palmera (fig. 8), que aquí sirve como representación del árbol del bien y del mal; de hecho, sobre la palmera se enrolla la serpiente, símbolo de la tentación del ser humano, la cual, más tarde, tentará a Adán y Eva para que coman la fruta del árbol prohibido. Dado que en el siguiente panel tenemos las consecuencias de escuchar a esta serpiente, vemos cómo se va contando una historia solo con imágenes. Aquí tenemos la aparición del ser que causará todos los desmadres en la pintura siguiente.
Figura 8. Palmera de la primera tabla del cuadro. Imagen extraída de la web del periódico El País. Puedes obtener más información en la misma web.
A pesar de estar en el mismísimo Paraíso, junto con el Dios creador, rodeados por verdes pastos y cristalinas aguas, no existe la paz absoluta en todos los rincones del Edén: este idílico escenario se ve truncado por la propia naturaleza animal, manifestada en las actividades que llevan a cabo algunos animales, un poco más allá de la palmera del bien y del mal (fig. 9). En este espacio, situado en el centro derecha del cuadro, vemos a un león que derriba a un ciervo y se dispone a comérselo, mientras que un extraño ser bípedo es perseguido por un jabalí. Estas acciones ''violentas'' (al final es puro instinto animal) se reproducen en otros lugares, como el estanque del primer plano.
Figura 9. La aparente calma del Edén es rota por la muerte de unos animales a manos de otros. Imagen extraída de la web del MNP. Puedes obtener más información en la misma web.
Por otra parte, encontramos un significado oculto tras cada animal. El Bosco no escatima a la hora de crear personajes y, haciendo uso de un vasto conocimiento en iconología y simbolismo, introduce en cada animal un mensaje oculto:
El pecado femenino se representa en esta tabla a través de los pequeños animales e insectos que se arrastran por la tierra o nadan en las zonas con agua, ya que, de los cuatro elementos (tierra, agua, fuego y aire), la tierra y el agua eran consideradas esencias pasivas, con el poder de la fertilidad que, como la mujer, reciben una semilla y otorgan vida (fig. 10).
El pecado masculino está representado a través de las alimañas que vuelan (insectos voladores, aves, murciélagos), ya que el aire era considerado un elemento activo, asociado al fuego y opuesto a la tierra, también asociado a lo masculino (fig. 11).
Al diablo lo vemos en otra forma diferente de la serpiente que se enrosca en la palmera. En el centro del segundo plano vemos una fuente en medio de un estanque, una estructura a medio camino entre mineral y orgánica. En el centro de la estructura vemos un orificio por el que asoma un animal muy peculiar: una lechuza, símbolo de herejía (fig. 12).
Por último, volvemos al tema del demonio: El Bosco efectúa otro ejemplo genial de simbolismo y metalenguaje. El espacio donde se encuentra la palmera del bien y del mal se encuentra junto al agua. No es casualidad que, en el montículo por donde repta la serpiente, veamos también un rostro humanoide de perfil, asociado al mismo diablo. Si no me creéis, volved a ver la figura 10 y veréis una forma antropomorfa.
Además de los animales repletos de símbolos y significados ocultos, también tenemos otros animales exóticos, tales como jirafas, elefantes, leones y leopardos. Solo podemos explicar este conocimiento por parte del artista en su profundo interés en acudir a grabados, ilustraciones y bestiarios mitológicos medievales, además de los dibujos que empezaban a circular gracias al uso de la milagrosa imprenta. De esta manera, terminamos el análsisi exhaustivo de la primera tabla del Jardín, con una gran variedad de figuras, colores, fauna y flora. Toda una clase magistral de cómo crear una obra suprema del arte.
Webgrafía
- Sobre las páginas web que he utilizado ya he ido dejando sus respectivos enlaces en los pies de foto o durante la narración de los hechos; me da una pereza tremenda ir de uno en uno citando cada web en esta sección, por lo que las fuentes las tenéis, aunque no estén citadas como Dios manda, cosa que me la viene a sudar un poco. Hala, hasta luego.
Bibliografía
- Belting, H. (2012). El Bosco. El jardín de las delicias. Akal.
- Fischer, S. (2021). El Bosco. La obra completa. TASCHEN.


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