🎃💀🕷️Especial Halloween 2020🎃💀🕷️ Saturno devorando a su hijo
Saturno devorando a su hijo, Francisco de Goya y Lucientes (1819-1823), Museo Nacional del Prado. Imagen extraída de la web del Museo del Prado. Puedes obtener más información en la web del mismo museo.
Si te preguntaran qué es lo que más te gusta del Jalowin, ¿qué responderías?. Podría ser la fiesta del jueves noche; podrían ser los sustos que le meterías a tu abuela en el pasillo de casa, a ver si la matas de un susto; incluso pasar el tiempo en casa de tu novia viendo una película (no es mi caso...ejem ejem acepto peticiones), ¿no? Si me preguntaran a mí... diría que me gusta disfrutar Halloween viendo una de Eggers mientras me hallo en el lecho. ¿Qué aporta esto a la obra de arte que tenemos por delante para descubrir? Absolutamente nada, pero ahora ya nos conocemos un poco mejor.
La obra que tienes ante tus inteligentes ojos es Saturno devorando a su hijo, pintada por el maestro español Francisco de Goya y Lucientes (fig. 1). No obstante, antes de meternos de lleno en la pintura, deberíamos situarnos en el tiempo y el espacio, y esto es lo que vamos a hacer.
Figura 1. Retrato de Francisco de Goya, obra del pintor valenciano Vicente López (1826), actualmente situado en el Museo Nacional del Prado. Imagen extraída de la web del MNP. Puedes obtener más información en la misma web.
Una época muy turbulenta
Aunque en la imagen de arriba podemos leer la fecha en que se pintó, deberíamos remontarnos un poco más atrás, ya que Goya había vivido muchas cosas hasta el momento en que dio forma a su Saturno. En el análisis de una obra de arte siempre será fundamental tener en cuenta el contexto político-social en que se crea y las circunstancias que le tocó vivir a su autor. Como decía el gran artista de arte abstracto, Vasili Kandinski, cada obra de arte es hija de su tiempo. Dicho lo cual, nos encontramos en la España de finales del siglo XVII y primera mitad del siglo XVIII. Se trató de un periodo de grandes cambios políticos, sociales y culturales.
España estaba viviendo el fin del Antiguo Régimen, caracterizado por el sistema de gobierno de la monarquía absoluta, con abundancia de privilegios políticos y económicos para la nobleza y el clero y una sociedad dividida en estamentos, arrastrando (a grandes rasgos) el modo de vivir propio de la Edad Media. En esta época reinaba la casa real de los Borbones. El rey Carlos III (fig. 2) vino primero y trató de modernizar el país con reformas acorde al sistema de pensamiento de moda: la Ilustración. Trató de mejorar la agricultura, la educación y redujo el poder de la Iglesia. En esta época (finales del siglo XVIII) Goya empezó su carrera artística. Con el tiempo llegó a convertirse en pintor de la corte real española y retrató a varios miembros de la aristocracia y la misma familia real (figs. 3 y 4).
Figura 2. El rey Carlos III, retratado por el pintor checo Anton Raphael Mengs en 1767. Esta obra se encuentra actualmente en el Museo Nacional del Prado. Esta imagen pertenece a la web del MNP. Puedes obtener más información en la misma web.
Figura 3. La duquesa de Osuna, María Josefa Pimentel, obra de Francisco de Goya (1785), actualmente situada en la Fundación Bartolomé March (Palma de Mallorca). Imagen extraída de la web Wikipedia. Puedes obtener más información en la misma web.
Figura 4. La familia del rey Carlos IV, obra de Francisco de Goya (1800), situada actualmente en el Museo Nacional del Prado. Imagen extraída de la web del MNP. Puedes obtener más información en la misma web.
Sin embargo, no todo iban a ser reformas e innovaciones para España. A finales del siglo XVIII y principios del siglo siguiente, tuvieron lugar diversos acontecimientos trágicos y de enorme influencia en la mentalidad y forma de vivir de la sociedad española: en 1789 la Revolución Francesa resquebrajó los cimientos de las monarquías europeas, incluida la española. Además, la llegada al poder del general francés Napoleón Bonaparte llevó, entre unas cosas y otras, a la invasión francesa de España, imponiendo en el gobierno del país a su hermano, José I Bonaparte. Esto provocó una respuesta inmediata por parte de la población española, ya que se rebeló y dio comienzo a la guerra de independencia, una guerra brutal y muy sangrienta que Goya retrata en sus obras maestras Los fusilamientos del 3 de mayo (fig. 5) y la serie de grabados Los desastres de la guerra (fig. 6).
Figura 5. Los fusilamientos que llevaron a cab los franceses sobre los rebeldes españoles, obra de Francisco de Goya (1814), situada actualmente en el Museo Nacional del Prado. Imagen extraída de la web del MNP. Puedes obtener más informacion en la misma web.
Figura 6. El grabado titulado ''Lo mismo'', perteneciente a la serie de grabados ''Los desastres de la guerra'', realizados por Francisco de Goya entre los años 1810-1814. Este grabado se encuentra en el Museo Nacional del Prado. Imagen extraída de la web del MNP. Puedes obtener más información en la misma web.
Además de los conflictos bélicos que tuvieron lugar a principios del siglo XIX, también encontramos en esta época el nacimiento de la primera Constitución española, redactada en plena guerra por las Cortes de Cádiz en 1812, la cual estipulaba elementos tan fundamentales como la soberanía nacional, la igualdad ante la ley o la libertad de imprenta. Además, en España se vivió una gran inestabilidad política tras la muerte del rey Fernando VII, lo que dio comienzo a una serie de guerras civiles (las guerras carlistas) y numerosos conflictos entre liberales y absolutistas. Todos estos eventos los vivió Goya en primera persona y los fue retratando en sus pinturas y dibujos.
Además de los conflictos bélicos que tuvieron lugar a principios del siglo XIX, también encontramos en esta época el nacimiento de la primera Constitución española, redactada en plena guerra por las Cortes de Cádiz en 1812, la cual estipulaba elementos tan fundamentales como la soberanía nacional, la igualdad ante la ley o la libertad de imprenta. Además, en España se vivió una gran inestabilidad política tras la muerte del rey Fernando VII, lo que dio comienzo a una serie de guerras civiles (las guerras carlistas) y numerosos conflictos entre liberales y absolutistas. Todos estos eventos los vivió Goya en primera persona y los fue retratando en sus pinturas y dibujos.
Ahora bien, sabemos que la España que vivió Goya fue una España removida hasta los cimientos por la guerra, la violencia y las crisis socioeconómicas. Para un artista cuya sensibilidad y arte se pueden ver tremendamente influidas por el contexto histórico, estos momentos turbulentos encajan perfectamente con el tema y tono de la pintura que vamos a descubrir hoy. Sin embargo, nos queda una última pregunta que responder al respecto: ¿cómo llegó Goya a pintar una obra tan terrorífica?
Enfermedad y aislamiento
Como ya sabemos, algunas de las obras más famosas de Goya nacieron en una casa de campo alejada del ajetreo de la capital. Estamos entrando en una de las etapas más fascinantes y misteriosas de la vida de Goya, durante la cual este pintor dio forma a sus llamadas ''pinturas negras''. Estas pinturas se caracterizaban por ser escenas oscuras, misterioas y, en ocasiones, terroríficas. Reflejaban los miedos, la desesperación, la locura y la violencia del ser humano. No estaban pensadas para ser vistas por el gran público: constituían la expresión más íntima de lo que Goya sentía al final de su vida. El contexto es simple: Goya había iniciado un lento proceso de decadencia física y mental; se fue quedando progresivamente sordo, enfermo y desilusionado con la sociedad tras la guerra de independencia y la dura represión que el rey, Fernando VII, estaba efectuando sobre los liberales y la libertad en general. Recordemos que Fernando VII eliminó todo lo conseguido en las Cortes de Cádiz con la primera Constitución y volvió a la monarquía absoluta. Es por ello que, desconfiando de todos y amargado con la vida, Goya se retiró a una casa de campo situada a las afueras de Madrid: la Quinta del Sordo (fig. 7).
Figura 7. Maqueta de la misteriosa Quinta del Sordo, a las afueras de Madrid. Maqueta realizada por el cartógrafo e ingeniero militar español León Gil de Palacio (1828). Imagen extraída de la web Wikipedia. Puedes obtener más información en la misma web.
La Quinta del Sordo era una casa de campo cerca del río Manzanares, llamada así por que su anterior dueño, al igual que el nuevo, era sordo. Goya compró la finca en 1819 cuando tenía 73 años, buscando paz, aislamiento y descanso. Llenó las paredes de escenas terroríficas y misteriosas, de tonos oscuros y temas turbios, que no hacen sino evidenciar el declive mental y emocional de su creador (fig. 8). Y aquí es donde entra en juego la obra de arte en cuestión.
Figura 8. Las pinturas negras de Goya se muestran en esa representación digital de las paredes de la Quinta del Sordo, donde, según historiadores del arte, pudieron haber ido cada una de las obras. Imagen extraída de la web Wikipedia. Puedes obtener más información en la misma web.
Análisis de la obra de arte
Estamos ante un óleo sobre lienzo pintado por Francisco de Goya y Lucientes entre los años 1820-1823. Esta pintura pertenece al expresionismo y, actualmente, se encuentra en el Museo Nacional del Prado, en Madrid. Hechas las presentaciones, pasemos al tema del mito, como hacen todas las webs que hablan de esta obra y, obviamente, yo no voy a ser menos (viva mi personalidad).
La pintura parte de un mito perteneciente a la mitología romana: como todos sabemos, al principio había 12 titanes que vivían en el universo. Resulta que el más joven de ellos, Saturno, también era el más descerebrado y, tan malo era, que cogió una hoz y le cortó los genitales a su pobre padre, Urano, para poder gobernar sobre el infinito (lo que hace la pubertad eh). El tío quería reinar pero no podía, al ser el más joven; sin embargo Titán, su hermano mayor (sí, un titán llamado Titán, como si a un gato lo llamáramos Gato), le deja reinar a cambio de comerse a todos sus descendientes para evitar un golpe de estado familiar. Bien, pues por suerte o por desgracia asistimos al exacto momento en que Saturno se está dando un suculento festín con uno de sus hijos. Dicen que tienen mucha fibra y mucho magnesio.
La expresión del dios es frenética; su apariencia, monstruosa. El cuerpo se contorsiona, se encorva hacia adelante. No nos parece ver el cuerpo de un dios, tal y como la cultura popular se ha encargado de moldear nuestra imaginación sobre lo que debería ser un dios. Más parece una bestia enferma y depravada, movida solo por el ansia de destrozar ese cuerpo humano que tiene entre los dedos; casi podemos sentir la fuerza que hacen esas manos para apretar el cuerpo de su hijo a medio devorar. Además, la falta de fondo crea una escena claustrofóbica, amplificando la sensación de encontrarnos en una cueva, en un abismo, encerrados solos con la bestia enfrente, que nos mira con los ojos abiertos de par en par (fig. 9).
Figura 9. Detalle de los inquietantes ojos del dios devorador de hombres. Imagen extraída de la web del Museo del Prado. Puedes obtener más información en la web del mismo museo.
Tal es la desesperación que sentía el dios por evitar que uno de sus hijos lo asesinase, que Saturno no mastica; devora miembros del cuerpo; aprieta entre sus manos y se afana en hacer desaparecer el cuerpo de su posible verdugo. De esta manera, Goya utiliza un mito antiguo para crear una escena poderosísima a nivel visual, totalmente radical al Saturno nacido del pincel de Rubens en 1636 (fig. 10).
Figura 10. Saturno, obra del pintor alemán Pedro Pablo Rubens (1636), Museo Nacional del Prado. Imagen extraída de la web del MNP. Puedes obtener más información en la misma web.
Como podemos aprender en la tan útil entrada de la tan útil web de la Fundación Goya en Aragón, estamos ante una ''pintura muy simple, que casi raya en la abstracción, en la que destaca el intenso expresionismo de la cabeza de Saturno. Posee una gran capacidad plástica con fuertes y vigorosas pinceladas, bajo las que se esconde un dibujo perfecto [...] Es una pintura de contrastes ya que la figura del dios sobresale de un espacio oscuro, neutro, casi irreal. Los rojos de la sangre destacan sobre los negros y grises, logrando un efecto pavoroso''.
Para terminar cabe destacar que, si no sabes que hacer esta semanita de Halloween, aquí tienes un perfecto ejemplo de actividad ambiental. ¿Tus hijos se portan fatal siempre? ¿No sabes qué hacer con ellos? Este jueves cómete a tus hijos. ¡Lo que no mata, engorda!
Webgrafía
- Sobre las páginas web que he utilizado ya he ido dejando sus respectivos enlaces en los pies de foto o durante la narración de los hechos; me da una pereza tremenda ir de uno en uno citando cada web en esta sección, por lo que las fuentes las tenéis, aunque no estén citadas como Dios manda, cosa que me la viene a sudar un poco. Hala, hasta luego.
Bibliografía
- Goya, F. (1863). Los desastres de la guerra. La Fábrica.
- Reuter, A., & Matilla, J. M. (2025). Goya. The complete prints. TASCHEN.
- Hagen, R., & Hagen, R.-M. (2016). Goya. TASCHEN.








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