Romanticismo francés: pintura
Buenas a todos y todas, amantes del arte, queridos discípulos. No...no os hagáis los remolones, que sé que me echábais de menos. Si es que se os coje cariño (cómo me gusta hablar con la Sole). Bueno, sigamos con la pintura romántica francesa.
En Francia, la pintura romántica va a estar muy vinculada a la idea de libertad e indepencia (en el siglo 19, Torra fliparía). Esta idea surge tras la Revolución Francesa (1789-1799). A raíz de todo el jaleo este, aparece una nueva necesidad, un nuevo sentimiento, un deseo de exaltar las pasiones (algo parecido cuando juegan Barça-Madrid y te vas a un bar culé, pues casi igual). Como verás en toda web que se precie (y yo, evidentemente, no voy a ser menos) se le da importancia al color sobre la línea (esto es una característica general de la pintura Romántica).
Si después de esto, aún no te ha quedado claro el ambiente en que se movía esto de la pintura, voy a ser buen profesor y os lo voy a hacer más fácil aún. Es una época turbulenta. Primero, la Revolución Francesa. Luego, vino el Imperio Napoleónico (1804-1815). Luego, como si no fuera poca la tensión y el destrozo que había en el país, vino la instauración Borbónica. Así que ya os podéis imaginar lo mal que lo estarían pasando los franceses. En fin.
Al igual que en el resto de países, la pintura romántica nace como rechazo a la pintura de las academias. Sin embargo, y ojito que aquí viene lo guapo, se produce una lucha entre los académicos y los románticos; una lucha entre la línea y el color. La línea es = técnica y razón. El color es = sentidos. Los franceses eran unos picados, y hay más rivalidad. De los académicos destacará Dominique Ingres, y de los románticos va a salir Eugène Delacroix.
Los románticos franceses juegan mucho con la luz. Crean composiciones diagonales y representan personas con gestos convulsos y dramáticos. Les interesan mucho los elementos cambiantes del paisaje, como la niebla o las nubes. Aquí viene otra característica clave ahí para tu body: las obras de arte francesas están cargaditas, pero cargaditas, de contenido político y para ensalzar la revolución.
Una revolución viene por un periodo de inestabilidad social y política, por la derrota napleónica y por muchos chanchullos de esos. La cosa es que van a destacar a saco 3 personas: Paul Delaroche, Theodore Gericault y Eugène Delacroix.
Primero: Paul Delaroche. Este señor fue un fiera en la primera mitad del siglo 19, cuando el Romanticismo empezaba a florecer, y la peña no tenía mucha idea de como iba la movida. A ver, características: escenas de gran realismo, gran fuerza dramática, y tan famosas que se reproducían como conejos, es decir, se hicieron muchas copias y litografías que se extendieron a muchas partes de Europa. Se especializó en retratos y cuadros de historia y era un crack en representar las expresiones de sus personajes. Estos personajes se muestran como si fueran actores en medio de una escena teatral. Claro que todo esto, en teoría lo transmite la cara del personaje.
Segundo: Theodore Gericault. El genio del dramatismo. Este señor era un dramas, pictóricamente hablando. Se centró mucho en escenas de la vida cotidiana y temas poco conocidos, como pintar locos, naufragios, racismo, etc. Era un pintor extraño, atormentado. Si Lovecraft tuviera un primo, si Edgar Allan Poe tuviera un hermano, Si Stephen King tuviera un tío, Gericault sería todos ellos. Si es que, en todos los países hay gente para todo. Su gran pasión, más aún que pintar, eran los caballos. De hecho, en algunas obras, hay caballos. Ahora viene la pregunta del millón: ¿sabrías decirme cómo murió? la respuesta la dejo para tu imaginación.
Y tercero. Voy a terminar este breve ensayo sobre el maravilloso mundo de la pintura romántica francesa hablando del number one. El único, el inimitable, el rey del Romanticismo (si pensabas que eras tú, lo siento mucho amigo, pero las calabazas no cuentan como ser romántico). Hablo de Eugène Delacroix. Vamos con este figura, este mastodonte, este ingeniero. Si Paul Delaroche era el fiera de la primera mitad del 19, este lo fue de la segunda, y de todo el movimiento en general. Características: la emoción que ponia en sus obras, la grandísima carga emocional. Era un apasionado. A través de los pinceles, descubrimos sus sentimientos. Mucho dramatismo, como pasa con Gericault pero sin estar tan demente. Personajes agitados, en pleno movimiento. Están viviendo una tragedia. Se vale mucho de los colores vivos, rojos intensos por ejemplo. Pincelada suelta, cero líneas y cero dibujos. Trata temas históricos, sobre todo los que se refieren a la época en que vive. Muy influido por Miguel Ángel (como no, el tito Miguel tenía influencias por un tubo), por ejemplo en personajes retorcidos y medio desnudos. También toma algo de Rembrandt, algo de Rubens y algo de su compañero inglés Constable, sobre todo, para el paisaje.
Y con esto, nos despedimos de Francia y su pintura y sus cosas y su todo. Hala, hasta la próxima y sed buenos, que sois muy pillines todos y todas.



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