Arte japonés: teoría general II

 Buenas a todos y todas, mis queridos gandiartistas y discípulos del arte. Hoy es un gran día, y es que vamos a seguir con el arte nipón, siguiendo con aquello que dejamos en la última publicación. Sin más dilación, viajemos a JAPÓN!!!

A parte de las 7 artes principales en Japón, al ser un país muy muy arraigado en la tradición, se siguen practicando algunas actividades milenarias: tenemos el Bunraku (teatro de títeres), la Ceremonia del Té japonesa, el Origami (papiroflexia) y el Shodo (caligrafía). También tenemos el Ikebana (arte floral japonés). 







Volviendo al tema de la religión en el arte nipón, hay que hablar del Budismo (el cual llegó a esta isla en el siglo VI) y, más concretamente, una ramificación dentro de esta: la religión zen. El zen es una rama del budismo iniciada por un dios jefe llamado Daruma. Según esta rama, lo vacío es la fuente principal del sentido de todo. Influido muco por la religión y las creencias, el arte japonés se dedicará a representar múltiples fuerzas invisibles, dioses locales, genios protectores, espíritus de las cosechas, del hogar, de los antepasados y los fallecidos, fuerzas de la fertilidad, de la generación de la vida y poderes que mueven tanto al cosmos como a los humildes objetos. En el arte japonés, los dioses forman la sustancia de las cosas, se encuentran en la naturaleza y los objetos. Una fantasía vaya. Para terminar, toca explicar por encima las características principales de la pintura japonesa: como prácticamente todos habréis visto en alguna pintura japonsea, estamos ante un tipo de pintura sin perspectiva, completamente lineal y siempre tirando hacia el dibujo. Ya sabemos de sobra que los japoneses son expertos en el dibujo, lo que poco a poco fue evolucionando hacia la animación de este dibujo. Por último de verdad, hay que destacar que, si en Occidente tenemos como soporte de la pintura, el propio lienzo, en Oriente tenemos los kakemonos: pinturas tradicionales que se pueden enrollar o desplegar verticalmente para ser colgadas, realizándose en seda o papel y pegadas a una montura que sirve de soporte. Tenían la ventaja de poderse enrollar y ser coleccionadas o expuestas. 


Mitología mazo guapa colega




                                                                   Kakemono. 


Ahora, vamos con los inicios del arte japonés: las primeras manifestaciones artísticas fechadas y localizadas en Japón, fueron una serie de vasijas de arcilla decoradas con cordeles, campanas rituales de bronce y figurillas de arcilla utilizadas para decorar las tumbas de los antiguos reyes. 


Monasterio Ho-ki-ji

El primer complejo monástico japonés, se construyó en el periodo Asuka, llamado Ho-ki-ji, con la llegada del budismo a la isla. Las grandes estatuas de Buda, empezaron a erigirse durante el periodo Nara, mientras que en el Heian (Japón medieval), con todo el tema del feudalismo y los señores feudales (los daimyo), samuráis y sintoístas, se construyen templos asociados a esta nueva religión, destacando los complejos de Enryaku-ji y Kongobu-ji. Este periodo en particular, el Heian, es uno de los más peculiares, ya que la pintura generó un movimiento artístico llamado yamato-e (como si de un Romanticismo o Expresionismo se tratara), caracterizado por el uso de colores vivos y un conjunto pictórico que generaba armonía y sencillez. Tras el budismo y el sintoísmo, llego el zen, durante el periodo Kamakura (en la publicación anterior os dejé los periodos históricos y artísticos) y, tanto arquitectura como pintura, toman una forma más elegante, sumada al aumento de la culturización, el afán por la lectura y el aprendizaje del pueblo japonés. Podríamos decir que el periodo Kamakura fue el punto álgido del arte japonés, con la construcción de grandes castillos, pinturas murales de gran belleza y su posterior apertura al mundo occidental. 



Pintura al estilo yamato-e

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