Nerón, o el trágico final para la primera dinastía imperial romana.




Buenas a todos, mis queridos gandiartistas. Después de 40 años y medio sin subir contenido, hoy, por fin, os traigo más historia de Roma. Sin mas dilación, vamos a ver cómo sigue todo el chanchullo este de los romanos.  


Bien, amigos, nos quedamos con el envenamiento de Claudio por parte de la traviesa de su mujer, Agripina. Hoy, vamos a terminar con la dinastía Julio-Claudia, la primera de la Roma imperial. Entra en escena el señor Lucio Domitio Claudio Nerón. Reinó entre el 37-68 d.C. Ahora bien, podrías llegar a pensar que, después de Calígula, lo peor ha pasado ya, ¿no? ¡Pues no, pringado! Nerón está considerado incluso como más degenerado y tirano que el botitas. Veamos por qué. 

Para fortalecer el derecho a gobernar de Nerón, su madre Agripina lo casó con otra hija de Claudio, llamada Octavia. Luego pasó el tema del veneno y tal, y ¡pum! Nerón sube al trono con 17 años, nuevamente gracias al apoyo de la guardia pretoriana. Nerón empezó a reinar bajo la tutela de dos personas: un prefecto llamado Burro y el famoso Séneca, filósofo y desafortunado educador del loco de Nerón. Sin embargo, la que manejaba todo el cotarro al final era Agripina. Peeeero, todo eso iba a cambiar. Resulta que Nerón empezaba a cansarse de su madre, sin embargo esta no iba a quedarse atrás, por lo que empezó a conspirar con Británico para quitarse de encima al tito Nero. Final: Nerón se cata de todo y se quita de encima al hermanastro (Británico era hijo de Claudio con Mesalina ''supuestamente''), así como a la madre. Y aquí, señores, tenemos al primer emperador matricida de la historia. Lo de Antíoco VIII Grifo es otra movida.

Tras esto, pasaron 5 tranquilos años de reinado, comentado por algunos historiadores como muy pacífico y próspero. Simplemente, la calma antes de la tormenta. A Nerón empieza a írsele la chaveta, convirtiéndose en un tirano, interesado en disfrutar a costa de los demás. Disfrutando con su amante, Popea, lo que hizo que Nerón se divorciara de Octavia y, más tarde, quitársela de encima (guiño guiño). Luego se casaría con Popea. Siguiendo con la racha de mala hos***, mató también a Burro, para sustituirlo luego por su prefecto favorito, Tigelino. Y, a partir de aquí, ya conocemos algunas de las barbaridades que perpetró: se flipó demasiado con la poesía y la belleza, que llegó incluso a quemar media ciudad para poder reconstruirla a su gusto. Cuando el pueblo preguntaba qué pasó, el muy cobarde le echó la culpa a los cristianos, que ya tenían suficiente los pobres con reunirse bajo tierra, como para que ahora venga la gente a tocarles las narices y a juzgarlos falsamente. Total, que Nerón pilló por banda a los cristianos y los echó a los leones del Coliseo, quemándolos, crucificándolos, etc. Se pasó con la pasta, despilfarrándola en espectáculos y juegos, con tal de ganarse al público. Incluso llegó a asesinar a Popea al darle una patada en la barriga en un acceso de ira, mientras la pobre estaba embarazada. O sea, todo mal. Bueno, como ya te estarás imaginando, los tiranos suelen durar poco. Por lo general. Y te voy a contar cómo sucedió. 

Como suele ocurrir en el maravilloso mundo romano, cuando alguien se pasa de la ralla, lo que se suele hacer es efectuar una conspiración. Normalmente terminaban en muerte y destrucción. Esta vez, el cabecilla fue el político llamado Cayo Calpurnio Pisón. Sin embargo, el maldito Nerón no era tonto, y se percató del tema. Como castigo, obligó a suicidarse a sus antiguos amigos y tutories, Séneca y Petronio, los cuales estaban metidos en el complot para quitarse de encima al energúmeno. Años más tarde, gobernantes de provincias de otros lugares fuera de Italia, tales como Otón o Galba, se rebelaron contra Nerón, hasta que no se pudieron controlar más en Roma, y en el propio Senado la rebelión se hizo eco, ordenando la deposición del poder de Nerón, en el 68. Sin embargo, como no podía ser de otra forma, nuestro amigo el tito Nero ordenó ser asesinado por su secretario, dando paso a un año en el hubo una lucha por el poder, entre 4 emperadores al mismo tiempo: Galba, Otón, Vitelio y Vespasiano. Dejo que tratéis de adivinar quién ganó. Hala, fin.

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