Graciano el Joven, sucesor de Valentiniano.
Buenas a todos, mis queridos gandiartistas. Después de 40 años y medio sin subir contenido, hoy, por fin, os traigo más historia de Roma. Sin mas dilación, vamos a ver cómo sigue todo el chanchullo este de los romanos!!!
Con Valentiniano I se inicia una nueva dinastía, la cual es seguida por el señorito Flavio Graciano Augusto, quien llegó a reinar entre los años 375-383 d.C. En sintonía con anteriores emperadores, Graciano favoreció en gran medida al cristianismo, perseguido nuevamente durante el reinado de Juliano el apóstata. Rechazó el paganismo y los tradicionales cultos romanos. Cabe añadir que este es el Graciano el Joven, para distinguirlo del Viejo. Algo similar a lo que ocurre con los dos Plinios. Total, que este Graciano se encargó de vigilar la Galia, Italia y África, como antes hiciera su padre. Sin embargo, como Graciano se encontraba en la Roma occidental, era necesario que alguien se encargara de Oriente, por lo que se proclamó un segundo emperador, el hermano del primer Valen y tío de Graciano, el señor Valente. Y así, poco a poco, con el discurrir de los años, Roma iba haciendo su vida diaria, o sea, emprendiendo sus campañas militares, sometiendo pueblos, derrotando tribus, etc. En una de estas campañas, Valente murió en la Batalla de Adrianópolis, pertiendo el imperio romano oriental, parte de su ejército. Nuevamente, tenemos las dos partes del imperio en manos de un solo jefaso, por lo que volvía a ser necesario enviar otro emperador a aquella parte del mundo. Al final, surgió un general que pudo hacer frente a las incursiones bárbaras. Este nuevo emperador va a ser Flavio Teodosio, militar hispano. Entre Graciano y Teodosio, consiguen contener a los enemigos. Pero volvamos con Graciano. Empezó a caer mal a la peña, ya que acogía grupos de militares no romanos o paganos, como lo fueron los alanos. Por otra parte, le gustaba vestirse con indumentaria militar impropia para un emperador romano, por lo que no era tenido en mucha estima entre sus filas. El final de la vida de Graciano sobrevino cuando fue traicionado por sus soldados, durante una campaña en la Galia. Trató de huir, pero fue cazado cerca de Lyon, entregado a los enemigos y asesinado, como no podía ser de otra forma para un emperador en esta civilización.
Hala, fin.
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