Final de los Habsburgo. España en el siglo XVII.

 



Imagen extraída de: https://es.wikipedia.org/wiki/Carlos_II_de_Espa%C3%B1a#/media/Archivo:Juan_de_Miranda_Carreno_002.jpg


El último de los Austrias fue Carlos II. España ya no era la potencia tan temida de los tiempos de Carlos I y Felipe II. Aún poseía muchos territorios en Europa y América, desde el sur de Estados Unidos hasta Chile. Carlos II entró a gobernar una España en decadencia, minada por las guerras y la mala gestión. El ejército estaba muy decaído y sufría derrotas contra la Francia de Luis XIV, que se había consolidado en Europa tras el Tratado de los Pirineos (1659): tratado internacional firmado por los representantes de las monarquías española y francesa del momento, Luis de Haro y el cardenal Mazarino. Se ponía fin a un conflicto franco-español iniciado durante la Guerra de los 30 años. Francia se había aliado con Inglaterra y vencieron a España en la Batalla de las Dunas (1658). Como consecuencias, Francia recibió zonas del propio país, zonas de Países Bajos, Bélgica y Luxemburgo. La frontera con España se fija siguiendo los Pirineos. España recibió el Franco Condado (Charolais) y zonas de Italia. Francia ganaba más territorios que España. A partir de entonces, cada negociación de paz supuso el reconocimiento de una derrota, la pérdida de un nuevo territorio. Otro gran problema del casi extinto Imperio Español, fue el propio gobernante del mismo: Carlos II, un joven enfermizo, frágil y con dificultades para engendrar heredero. La práctica habitual de enlaces consanguíneos entre miembros de los Habsburgo, fue derivando en una progresiva degeneración familiar, que culminaría en la triste figura de Carlos II. Desde pequeño, el príncipe padeció numerosas enfermedades, como raquitismo, hemorragias y elevadas fiebres producidas por la aparición de los primeros dientes. A los problemas físicos, se le unieron los problemas intelecturales. Pésima educación adminsitrada, a los 9 años el futuro rey no sabía leer ni escribir. Al morir Felipe IV (1665), Mariana de Austria asumió la regencia con la ayuda de su hombre de confianza, el jesuita alemán Johan Everard Nithard, que no conocía ni entendía las costumbres españolas. Encima, estaba enemistado con Juan José de Austria, hijo natural del fallecido Felipe. Juanjo quiso quitarse de encima al religioso, acusándolo de corrupto y traidor. El jesuita se largó a Roma. La reina se buscó un nuevo favorito, Fernando de Valenzuela, sin tener ni idea de política ni administración del país. Sin embargo, Carlos llegó a los 14 años y se hizo con el control del trono, aunque el declive del reino era imparable. La nobleza respaldaba a Juan José, que se quitó de encima a Valenzuela, cuya caída se llevó por delante a Mariana, la ex regente. Dejó la corte y se fue a vivir a Toledo. 

Carlos tenía que sacarse una esposa de la manga para asegurar la sucesión a la Corona. La elegida: María Luisa de Orleans, sobrina de Luis XIV. Fueron todo dificultades, empezando con que cada uno no hablaba el idioma del otro. Encima no era una cuestión de privacidad, ya que era cuestión política de gran importancia. María Luisa siguió siendo virgen hasta varios meses después de la boda. El heredero no llegaba. En 1689 murió María Luisa y, 10 días después, el Consejo de Estado hizo que el rey se sacara otra mujer. Esta vez, llegó Mariana de Neoburgo, alemana y dominante. Manejaba al rey como quería, aunque no hubo heredero. Al final de todo el tema: el Imperio Español seguía perdiendo territorios, como el Franco Condado con la Paz de Nimega (1678). Empezaron las intrigas para ver qué iba a pasar con la sucesión al trono español. El ejército español era derrotado en cada batalla que se producía en cada rincón del mundo. Por su parte, Mariana de Neoburgo, convencida de que no obtendría heredero, empezó a usar su influencia para decidir el sucesor. Sin embargo, Carlos se mantuvo firme en ese aspecto y nombre como sucesor al príncipe José Fernando de Baviera, pariente directo de Mariana de Austria. Murió al poco tiempo y surgieron otros dos candidatos: el archiduque Carlos de Austria y Felipe de Anjou, nieto de Luis XIV. La reina alemana prefería al archiqduque, pero Carlos estaba a full con Anjou. Un mes antes de morir, Carlos nombró sucesor a Felipe de Anjou, queriendo mantener la unidad del país a toda costa. Sin embargo, otras potencias europeas como Inglaterra o Austria, no querían a Felipe como rey de España y Francia al mismo tiempo. Al final, Carlos II murió en 1700. A partir de este momento, la sucesión a la Corona española se iba a resolver mediante conflictos bélicos hasta 1715, enfrentando dos dinastías: Habsburgo y Borbones. Finalmente, triunfarán los Borbones y se alzará un nuevo rey, Felipe V (Felipe de Anjou).

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