Arte japonés: artistas más conocidos del Periodo Edo. Hiroshige y Kuniyoshi.
A parte de la escuela Rimpa, tenemos a la escuela de arte más conocida en Occidente: la escuela de pintura y grabados en madera haciendo uso del estilo ukiyo-e, la escuela Utagawa. Este estilo consistía en pinturas del ''mundo flotante'' y la estampa japonesa. Se trata en realidad de grabados en su gran mayoría, realizados mediante una técnica llamada xilografía (grabar una obra de arte en una plancha de madera con algo punzante) y producidos en Japón. Por lo general, se representan escenas paisajísticas, escenas de teatro y zonas de esparcimiento. Ukiyo significa mundo flotante, haciendo referencia a la idea de felicidad derivada de la concepción del mundo como algo efímero, fugaz y pasajero. Esta forma de hacer arte, ganó mucha popularidad entre la gente normal, o sea, las clases medias y bajas. En un principio, solo se utilizaba el sumi-e y luego se coloreaba de forma manual con pinceles, pero en el siglo XVIII, se desarrolló una técnica de impresión (no de la imprenta, sino imprimir en el sentido de ''pegar la pintura al soporte, ya sea papel o madera, pero NO usaban una impresora) llamada nishiki-e.
Los primeros grabados de ukiyo-e, datan de finales del siglo XVII, representando escenas cortesanas elegantes. Como no podía ser de otra manera, el principal exponente del ukiyo-e en el siglo XIX, fue Hokusai, aunque no voy a contar nada de este tipo, ya que se vienen cositas en la cuenta de Instagram sobre este agradable sujeto. Estad atentos y preparaos para leer sobre otros pintores igual de relevantes que este tipejo. Vamos con el primero, Utagawa Hiroshige. Perteneció a la Utagawa, la academia que más fama tuvo en el uso del estilo ukiyo-e. Hiroshige fue uno de los principales exponentes del paisajismo japonés. Dibujante, grabador y pintor, su obra se desarrolló durante el siglo XIX, entre 1818-1858, destacando sobre todo por sus grabados. Se distinguió por sus series de estampas sobre el Monte Fuji y sobre la ciudad de Edo, la actual Tokio, sabiendo captar la atmósfera de las ciudades y los paisajes naturales, donde representa a las personas en su vida cotidiana. Los colores más empleados, fueron el verde y el azul, todo en primer plano y en formato más bien vertical. Fue un maestro en captar la atmósfera que presentaba cada estación, en forma de paisajes donde el ser humano siempre está presente.
Peregrinación al santuario de la diosa Benzaiten en la gruta rocosa de Enoshima, en la provincia de Sagami (1850).
En el santuario de AKiba en Ukeji, de la serie ''Cien famosas vistas de Edo'' (1857)
El mar frente a Satta en la provincia de Suruga, de la serie ''Treinta y seis vistas del Monte Fuji'' (1858-1859)
Ahora vamos con el señor Utagawa Kuniyoshi. Fue uno de los últimos maestros japoneses de la técnica del ukiyo-e, de la misma escuela que el pintor anterior. Su experiencia como tintorero en el negocio de su padre, influyó en sus diseños textiles y en el uso del color en sus impresiones. Debido a la alta competencia dentro de la escuela por conseguir encargos, en un principio no pudo crear muchas obras entre 1818-1827, aunque siguió pintando por amor al arte, experimentando con diferentes patrones textiles y efectos de luz y sombra del arte occidental el cual, poco a poco, se empezaba a colar en la cultura nipona. No tuvo una buena situación económica, hasta que recibió su primer encargo importante en 1827, una serie de pinturas basadas en un cuento popular chino, ilustrando los tatuajes de sus personakes, una novedad que ganó mucha fama en Edo, incrementando la demanda de impresiones de guerreros y consiguiendo que este pintor entrar en círculos literarios y de artistas de ukiyo-e. También se centró mucho en impresiones de paisajes, que siempre satisfacían a la gente y le daban popularidad, a parte de que sirvieron para influenciar alguna que otra obra de Hokusai. Creó obras de naturaleza, animales como aves y peces, combinando la tradición japonesa con la pintura china.
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Oniwakamaru mata a una carpa gigante
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