La oposición a la Restauración. Nuevos partidos políticos.



Imagen extraída de: https://es.wikipedia.org/wiki/Marxismo


Bajo el sistema canovista, había ciertos partidos considerados ilegales y, hasta que no llegaron los liberales en 1881 no fue consentida su legalización. Solo con la concesión del sufragio universal masculino, pudieron formar parte de los Ayuntamientos e incrementar su peso en las Cortes, pero mediante la manipulación se limitaba su crecimiento y la capacidad para representar al creciente electorado urbano y de clase media. Los carlistas quedaron convertidos en un movimiento minoritario de extrema derecha a raíz de la Restauración, ya que el régimen de Cánovas y Sagasta personificaba los principios de lo monárquico, lo religioso y el orden. Es por ello, que muchos carlistas se pasaron a la Unión Católica, mientras que otros se pasaron a los nuevos nacionalismos (vasco y catalán). Además, dejaron de recurrir a la violencia, incluso volvieron a la participación electoral. Todo esto, a finales del siglo XIX. Los republicanos vivieron al margen del sistema de la Restauración al ser considerados ilegales, mientras gobernó Cánovas hasta 1881. Después, se dividieron en numerosas agrupaciones, hasta 5 tendencias políticas diferentes. Les unían la defensa del régimen republicano y los ideales de la revolución de 1868: el sufragio universal masculino, la libertad religiosa, de prensa, jurado etc. Tuvieron su base electoral entre las clases medias, mundo urbano y en núcleos como Cataluña, Valencia y Madrid. En la España de esta época, se pueden señalar 3 tendencias más importantes: la derecha con Castelar y el partido Republicano llamado histórico, que aceptaba la colaboración con la Restauración. En el centro, se encuentran los republicanos de Salmerón y Ruiz Zorrilla, que defendían a ultranza la Constitución de 1869, las libertades de creencia, el sufragio universal y la unidad de España. A la izquierda, los republicanos federalistas Pi y Margall o Figueras eran defensores de la España federal. Estos últimos, se preocuparon de los problemas sociales y del mundo obrero, por lo que tuvieron una gran implantación electoral entre el proletariado catalán. 

A raíz de la Revolución Industrial y las transformaciones de la propiedad de la tierra, la sociedad española experimentó un aumento demográfico, lo que llevó a los movimientos obreros alrededor de dos corrientes ideológicas: el anarquismo y el socialismo. Las organizaciones anarquistas se desarrollan en Andalucía, Cataluña, Aragón y Valencia. Caracterizadas por el antiautoritarismo, las tácticas de rebelión, antipoliticismo y la esperanza en el colectivismo. Se trataba de una ideología opuesta a la irrupción de las formas capitalistas y a la tendencia centralista del Estado. Se difundió muy bien entre obreros rurales, artesanos, pequeños comerciantes y obreros. Hubo una corriente anarquista influida por las ideas de Kropotkin, que rechazaba todo tipo de organización, elogiaba la autonomía total de los grupos y era partidaria del terrorismo. Sin embargo, estos movimientos se encontraron con duras represiones por parte del gobierno, terminando con el asesinato de Cánovas en un atentado anarquista en 1897. Por otra parte, en 1879 la ideología marxista dio origen al Partido Socialista Obrero Español y, en 1888, a la UGT, el sindicato obrero socialista. La ideología y etrategia del PSOE, derivan del marxismo autoritario y centralista, partidario de la dictadura del proletariado, de la abolición de la propiedad privada, de la estrategia revolucionaria y la lucha política. Tanto la UGT como el PSOE tuvieron sus áreas de expansión entre el proletariado de las zonas  industrializadas del País Vasco y Asturias, Madrid y Andalucía.  

 

Comentarios

Entradas populares