Los reinos de Francia y Alemania (de Carlos el Calvo a Otón III)
Imagen extraída de: https://es.wikipedia.org/wiki/Carlos_el_Calvo
El reinado del nieto de Carlomagno, Carlos el Calvo, estuvo protagonizado por los enfrentamientos contra los vikingos en las invasiones normandas, sucedidas entre 856 y 861. Carlos fue un rey con educación, amigo de la Iglesia y consciente de la importancia del apoyo de esta frente a los nobles rebeldes. Antes de morir, Carlos firmó las capitulaciones de Quiercy, de forma que los principados y los cargos condales, se hicieran hereditarios, lo que dio paso al nacimiento del feudalismo en Francia. Finalmente, fue sucedido por su hijo, Luis II el Tartamudo.
Luis rechazó la corona imperial ofrecida por el Papa Juan VIII, debido a su condición débil, sobreviviendo a su padre solo por 2 años. Su reinado fue poco relevante. En el 878 entregó los condados de Barcelona, Gerona y Besalú a Wifredo el Velloso. También se enfrentó a los vikingos. Cayó enfermo y murió en el 879. A su muerte, el reino se dividió entre sus hijos, Carlomán y Luis.
Luis III y su hermano Carlomán II, accedieron al trono de la llamada Francia occidental al fallecer su padre. Luis, en compañía de su hermano, se enfrentó al duque Boso de Provenza. También se enfrentaron a los normandos, venciéndolos en Saucourt en el 881. Luis murió en el 882, quedando su hermano como único rey. Carlomán murió mientras cazaba en el 884, siendo sucedido por Carlos III el Gordo.
Carlos III sucedió a su primo Carlomán II en el 884, gobernando hasta su muerte en el 888. Fue coronado emperador en el 881 por el Papa Juan VIII, ya que se mantuvo gobernando el territorio de Francia oriental desde el 876. A la muerte de Carlomán recibió también toda la Francia occidental, reunificando nuevamente el Imperio carolingio. Fue otro rey inepto y débil, enfermizo. Compró la paz a los vikingos en dos ocasiones. El imperio reunificado no duró mucho tiempo. Durante un golpe de Estado dirigido por su sobrino, Arnulfo de Carintia en el 887, Carlos fue depuesto de su imperio y obligado a un retiro tranquilo. Finalmente murió de causas naturales en el 888. Tras su muerte, el Imperio se desmoronó rápidamente y fue dividido en 5 reinos sucesores. El territorio no se volvería a unificar por completo, bajo un solo gobernante, hasta las conquistas de Napoleón.
Arnulfo de Carintia se quitó de en medio a Carlos y asumió el trono de Francia. Hijo de Carlomán de Baviera, su reinado se caracterizó por los conflictos con los vikingos y su incapacidad para gobernar, debido a su mala salud. Obtuvo una victoria contra los vikingos en la batalla de Lovaina, actual Bélgica en el 891. Arnulfo invadió Italia en el año 896. También fue un gobernante enfermizo y poco capaz de gobernar. Por ello, no pudo defender el reino de Italia de los saqueadores venidos de Hungría. También sufrió las revueltas nobiliarias de Alemania. Arnulfo murió en Ratisbona (ciudad de Baviera) en el 899, siendo sucedido por su hijo Luis IV el Niño. Este nuevo monarca duró poco tiempo, muriendo en el 911 a los 18 años. Con ese fallecimiento, desaparecía la rama alemana de la casa de Carlomagno.
El sucesor de Luis IV fue Conrado I el Joven. Conrado siguió manteniendo la alianza con la Iglesia, pero no fue reconocido por los ducados de Baviera, Lorena, Sajonia y Suabia, con los que tuvo conflictos y a los que intentó someter, sin éxito. Conrado fue el primer monarca tras la extinción de la rama carolingia, el primero en ser elegido por la nobleza. Fue sucedido por Enrique I el Pajarero, su adversario más destacado, aunque puede que fuera designado sucesor por el mismo Conrado. También fue el último monarca franco de Francia oriental, ya que Enrique I era sajón.
Enrique I el Pajarero fue hijo de Otón I de Sajonia y padre de Otón I de Alemania. Enrique fue el primero de la dinastía otoniana, dinastía de reyes y emperadores alemanes. Es considerado el fundador y primer rey del Estado alemán medieval. También tuvo que soportar las invasiones húngaras a principios del siglo X. Enrique logró establecer una posición de liderazgo en Sajonia a través de enlaces matrimoniales. A diferencia de su antecesor, este monarca no se centró en gobernar todo el imperio, sino que consolidó su dominio sobre los duques francos orientales, a través de alianzas amistosas. A su muerte, el imperio ya no se dividió, sino que pasó al hijo mayor de su segundo matrimonio, Otón.
Ese fue el llamado Otón I el Grande, el primer rey del Sacro Imperio Romano Germánico. Se hizo coronar en Aquisgrán, en el palacio de Carlomagno, en el 936. Tuvo, como objetivo principal, el de restaurar el Imperio carolingio, además de fundar el Sacro Imperio. Con ayuda de las altas esferas eclesiásticas, Otón derrotó a los señores alemanes en varias batallas y los reemplazó por sus familiares. Su política exterior se orientó hacia Italia, donde se enfrentó al rey Berengario II de Ivrea. Tras su victoria en Pavía, en el 951, se hizo proclamar rey de los francos y los lombardos. Berengario se convirtió en su vasallo, recibiendo el título de rey de Italia. En el este, Otón consiguió una victoria a orillas del río Lech en el 955 contra los magiares. Con esta victoria puso fin a la amenaza magiar, lo que le valió la reputación y el título de el Grande. En el año 961 vinculó a su hijo Otón II al poder, para garantizar una sucesión sin conflictos. Más tarde, resolvió nuevos conflictos con Berengario y fue coronado emperador en Roma en el 962, acción que volvió a resucitar el Imperio romano de Occidente. Adoptó el nombre de Sacro para subrayar su estrecha relación con la Iglesia. Sin embargo, la alianza con la Iglesia duró poco, ya que este pronto cambió de ideas políticas. Otón marchó sobre Roma y depuso al Papa, pero los romanos no cedieron ni aceptaron al nuevo Papa, León VIII. Tras una campaña militar en 966, Otón consiguió que su hijo Otón II fuese nombrado emperador. Otón murió en el 973.
Otón II sucedió a su padre y fue rey de Alemania e Italia, además de emperador del SIRG. Fue nombrado coemperador junto a su padre en el 967. Este nuevo monarca siguió la política de su padre, relativa al fortalecimiento del poder imperial en Alemania, extendiéndolo después a Italia. Mientras tanto, también tuvo que enfrentarse a otros duques, como Enrique II de Baviera, Lotario de Francia (hijo de Luis IV, hijo de Carlos III el Simple, uno de los hijos de Luis II el Tartamudo) y otros. En el año 983 confirmó a Otón III como rey de Alemania. Su reinado también estuvo centrado en las luchas contra los sarracenos establecidos en Calabria, además de musulmanes, daneses y eslavos. Finalmente, Otón II murió de malaria en Roma en el 983.
Otón III fue el tercer rey del SIRG. Fue elegido sucesor por su padre tras la derrota de este en la batalla de Stilo. Su padre convocó a los nobles alemanes e italianos a una Dieta extraordinaria en Verona, eligiendo como nuevo emperador a su hijo. Otón III fue coronado rey de Alemania en Aquisgrán, cuando tan solo tenía 3 años. Fue secuestrado por Enrique II el Disputador, con la intención de ejercer el gobierno, pero tuvo que entregarlo a su madre, que se convirtió en regente hasta la muerte de la misma en 991. En el 995 fue declarado mayor de edad, pudiendo asumir el trono imperial. Otón III siguió la política de sus dos antecesores, centrada en consolidar su poder en las 3 grandes regiones del Imperio: Renania, Italia del norte y Sajonia. También emprendió una política expansionisa hacia el este de Europa, por Bohemia, Polonia y Hungría, para tratar de convertirlas al cristianismo. El siglo X se enmarca en el periodo conocido como las Segundas Invasiones, protagonizadas por normandos, magiares, húngaros, sarracenos y eslavos. Aparte de repeler las continuas invasiones de pueblos bárbaros, los tres Otones tuvieron que hacer frente a los señores nobles alemanes, derrotándolos en batallas, deponiéndolos y reemplazándolos por familiares. De esta manera, se aseguraban la consolidación de la autoridad real. Los aspectos más relevantes del reinado de Otón III, corresponden a su relación con el Papado y el territorio de Roma, acudiendo en auxilio de los sucesivos Papas en cuanto a revueltas y enfrentamientos con otros señores feudales. El emperador hizo de Roma el centro administrativo de su imperio, recuperando costumbres y ceremonias romanas, además de mantener el estrecho vínculo con la Iglesia. Pretendía restaurar el Senado y el Consulado, autoproclamándose cónsul y restaurador del Imperio. El final de su vida tuvo lugar en enero de 1002. El año anterior, la población romana se levantó en armas contra el emperador, sitiando su palacio y obligándolo a huir a Rávena. Al dirigirse de nuevo a Roma para reconquistarla, Otón murió con su ejército en el castillo de Paterno, en 1002.
FIN
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