El Imperio bizantino parte 1: Origen y primeros emperadores



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Uno de los grandes imperios que se desarrolló durante la Edad Media, fue el bizantino. También es conocido como el Imperio romano de Oriente, tras la división del mismo en dos partes. Su capital fue la ciudad de Constantinopla (actual Estambul). Los propios bizantinos se consideraban herederos de la cultura romana. El Imperio bizantino se desarrolló entre el año 330-1453, constituyendo una barrera contra el avance del Islam. La capital fue fundada por el emperador Constantino I. En Bizancio se utilizaba el término griego basileus (rey), para designar al emperador. Se trataba de un ofrecido por un proceso de elección, en el cual intervenía el Estado, el ejército y representantes del pueblo. Por otra parte, el gobierno bizantino era autocrático: el rey imponía su autoridad sobre sus ciudadanos. Concentraba el poder administrativo, militar, legislativo y judicial. Para la administración del Imperio, el basileus disponía de un grupo de funcionarios organizados en una jerarquía. 

Los bizantinos desarrollaron su propio sistema político, prácticas religiosas, arte y arquitectura, elementos muy influidos por la tradición cultural romana, aunque con unas características generales únicas. El Imperio bizantino fue la potencia medieval más longeva, cuya caída sirvió para marcar el final de la Edad Media y el inicio de la Edad Contemporánea. 

 

Inicios de Constantinopla

Constantino I fundó Constantinopla en el 330, trasladando la capital del Imperio romano a este lugar. La nueva capital contaba con un excelente puerto en la entrada del Cuerno de Oro, a caballo entre Europa y Asia. De esta manera, podía controlar el tráfico marítimo a través del estrecho del Bósforo, situado entre el mar Egeo y el mar Negro. Por tanto, Constantinopla fue un enlace comercial entre Oriente y Occidente. Para proteger el Cuerno de Oro, el emperador Teodosio construyó unas enormes murallas entre el 410-413. Así se garantizaba la defensa de la ciudad tanto por tierra como por mar. Con el tiempo, la ciudad llegó a convertirse en una de las más bellas de todos los tiempos y sin duda la ciudad cristiana más rica, lujosa e importante del mundo. Previamente a la fundación romana existía Bizancio, una colonia griega fundada en el 667 a.C. 

A la muerte del emperador Teodosio I en 395, el Imperio se dividió definitivamente en dos partes: Occidente para Honorio y Oriente, para Arcadio. Mientras que la historia del Imperio de Occidente terminó en el año 476, la del Imperio bizantino se prolongó durante un milenio más. 

El sucesor de Arcadio fue Teodosio II, que reforzó las murallas de Constantinopla, haciéndola una ciudad inexpugnable. Con esto, logró evitar la invasión de los hunos, mediante el pago de tributos hasta que se dividieron y dejaron de suponer una amenaza a la muerte de Atila, en el 453. 

El siguiente emperador fue Zenón, el cual evitó la invasión del rey ostrogodo Teodorico el Grande, dirigiéndolo a Italia contra el reino de Odoacro. Además de los conflictos bélicos, los bizantinos tuvieron que hacer frente a las numerosas herejías que se extendieron por Oriente. Ya el Concilio de Nicea del 325, había condenado el arrianismo, que negaba la divinidad de Cristo. En el 431, el Concilio de Éfeso declaró herético el nestorianismo. Otra importante herejía fue el monofisismo, que afirmaba que Cristo solo tenía una naturaleza, la divina. Para erradicarla, se proclamó el Concilio de Calcedonia, en el 451. Poco a poco, la unidad religiosa en Oriente se fue perdiendo y fragmentando. En este contexto, se dieron los primeros lazos de amistad entr Iglesia e Imperio: León I fue el primer emperador coronado por el obispo de Constantinopla. 

A finales del siglo V, durante el reinado de Anastasio I, tuvo lugar el periodo de invasiones germánicas, aunque los pueblos bárbaros mostraron más interés en los restos del desaparecido Imperio romano de Occidente. 


FIN

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