Augusto, el primer emperador.

 



Imagen extraída de: https://www.biografiasyvidas.com/biografia/a/augusto.htm


El primer emperador fue Cayo Julio César Augusto, también conocido como Octaviano, Octavio Augusto o Augusto. Gobernó desde el año 27 a.C. hasta el 14 d.C. Durante su mandato, la civilización romana de acercó al máximo a la llamada Pax Romana, periodo de descanso en que el mundo romano estuvo libre de conflictos bélicos. El reinado de Augusto fue el más longevo de todos, pues abarcó 41 años. 

La Pax Romana no libró a Roma de todos los conflictos, ya que siempre estuvieron presentes las batallas en las fronteras, entre los legionarios y los habitantes locales. Además, también tuvo lugar el llamado Año de los 4 emperadores. A parte de estos eventos, la sociedad romana del Mediterráneo gozó de más de 2 siglos de tranquilidad. Como militar, Augusto se centró en expandir enormemente las fronteras del nuevo Imperio, llegando a Egipto, Dalmacia (Croacia), Panonia (en mayor medida Hungría, aunque toma parte de los países de alrededor, como Croacia, Bosnia, Serbia, Eslovenia, etc.) y Nórico (Austria y parte de Eslovenia), así como el culmen de las conquistas de Hispania y el norte de África. Sufrió derrotas también, sobre todo en Germania e hizo las paces con los partos, los vecinos más poderosos del momento. 

Augusto también aseguró las fronteras, creó una red de caminos que contaban con servicio de mensajería y estableció un ejército permanente. Creó la guardia pretoriana y cuerpos de policía, tanto para mantener el orden como para combatir los incendios en Roma. Es decir, no había policías y bomberos en el sentido moderno de la palabra. Los "bomberos" eran llamados vigiles, agrupaciones de esclavos, originalmente propiedad del senador Marco Egnacio Rufo. Así los ciudadanos contaban con brigadas gratuitas, lo que le granjeó buena fama entre el populacho y le valió el título de pretor al año siguiente, para poder seguir escalando en su cursus honorum. Gracias a Augusto, gran parte de Roma fue embellecida y reconstruida bajo su reinado.


Ascenso al trono imperial

En el año 27 a.C. Octavio volvió a Roma tras vencer a Marco Antonio y Cleopatra VII en la batalla de Accio. Su primera acción fue devolver los poderes al Senado, renunciando al control de las provincias romanas y sus ejércitos. Sin embargo, Augusto retuvo la lealtad de sus soldados, una arma que se mostraría fundamental en posteriores años. Además como mecenas, Augusto era el más poderoso, por lo que muchos habitantes estaban subordinados a él mediante lazos de clientelismo. Tiempo después, el Senado ofreció a Augusto el control de las provincias, aunque de cara al público seguía existiendo la imagen de una República. Augusto aceptó controlar durante 10 años, ciertas provincias, las más problemáticas (Hispania, Galia, Siria, Cilicia, Chipre y Egipto). Al controlar esas provincias, Augusto dominaba la mayor parte de las legiones romanas. 

Para asegurarse de que sus órdenes se aplicaban eficazmente en sus provincias, el emperador designó senadores como representantes a las mismas. Mientras tanto, las provincias no controladas por Augusto, eran administradas por el propio Senado. De esta manera, los senadores podían seguir dando la imagen de gobierno republicano. Augusto hubiera sido capaz de acaparar todo el poder y llevar a cabo un verdadero gobierno autocrático, pero también era consciente de que esto podría desencadenar más guerras civiles y luchas por el poder entre sus generales. En cambio, el emperador optó por actuar con inteligencia, aumentando su prestigio y poder manipulando al Senado y el pueblo, aparentando apoyar las instituciones tradicionales y costumbres de Roma, para no dar a entender que era otro dictador o monarca. Aunque no pretendiera ostentar autoridad alguna, su posición le exigía mirar hacia el bienestar de la ciudad de Roma y las provincias romanas. Augusto se centró en devolver la estabilidad a Roma, conservar la legalidad y el civismo. 


FIN

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