De los Flavios a los Antoninos: reinado y muerte de Nerva
Imagen extraída: https://www.worldhistory.org/trans/es/1-10438/nerva/
Considerado como un emperador de tránsito entre una dinastía y otra, Marco Coceyo Nerva fue un político romano que gobernó desde el año 96 d.C. hasta el 98. Subió al trono ya anciano, con 66 años. Era un importante senador que había dedicado su vida al Imperio, concretamente a servir a Nerón, Vespasiano, Tito y Domiciano. Además, fue el encargado de descubrir la conspiración de Pisón, durante el reinado de Nerón. En septiembre del año 96, Domiciano fue asesinado y ese mismo día, el Senado nombró a Nerva el nuevo emperador y tomó el nombre de Nerva César Augusto. Una vez en el poder, Nerva se centró en restaurar los derechos abolidos durante el reinado anterior. Sin embargo, su administración estuvo llena de problemas financieros, debidos en parte por su falta de habilidad a la hora de lidiar con los soldados.
Acciones administrativas
Sin duda el Senado se alegró del cambio imperial, ya que muchos emperadores habían sufrido el régimen de terror de los últimos años de Domiciano. Como gesto de buena voluntad, Nerva puso fin a las persecuciones senatoriales; cesaron los juicios por traición y muchos senadores fueron puestos en libertad, además de conceder la amnistía a muchos otros exiliados. Las propiedades confiscadas fueron devueltas a las familias. Nerva se centró también en mantener muchas relaciones amistosas con la facción senatorial que estaba a favor de Domiciano y, por tanto, reacia a aceptar a Nerva.
Dado que Nerva había sido proclamado emperador exclusivamente por el Senado, este inició una serie de medidas con el fin de obtener el apoyo de la población romana. Para empezar, como era costumbre entre los emperadores, el inicio de un nuevo gobernante implicada nuevos pagos para el ejército y pan y circo para los ciudadanos. Estas primeras acciones fueron seguidas por una serie de reformas económicas con la intención de aliviar la carga de los impuestos de los romanos más necesitados. Algunos impuestos fueron anulados y se otorgaron privilegios fiscales a las provincias. Sin embargo, el dinero empezó a escasear y el tesoro se resentía. Nerva creó una comisión especializada en reducir los gastos. La mayoría de los gastos menores se redujeron, desde sacrificios religiosos hasta juegos y carreras de caballos. Mientras tanto, Nerva estimulaba la economía a partir de los ingresos procedentes de la subasta de las propiedades de Domiciano. También se obtuvo oro al fundir las estatuas del anterior emperador. Debido a su corto reinado, Nerva llevó a cabo pocos proyectos arquitectónicos. Principalmente los trabajos incluyeron reparaciones de la red de carreteras y acueductos.
Problemas durante el reinado y muerte de Nerva
Nerva gozaba de gran popularidad en el Senado y el pueblo romano, aunque el apoyo del ejército seguía estando con Domiciano. En un intento por apaciguar a los soldados de la guardia pretoriana, Nerva expulsó a su prefecto y lo reemplazó por un excomandante, Casperio Eliano. Además siguió dando dinero a los legionarios. Pese a todo, los soldados consideraron estas medidas insuficientes, exigiendo la ejecución de los asesinos de Domiciano, a lo que el prudente Nerva se negó. Todos estos factores contribuyeron a la crisis más grave del reinado de Nerva. Llegados a este punto, la rápida sucesión de Nerva había evitado una guerra civil, aunque rápidamente la posición del emperador se volvió cada vez más vulnerable, sumada una naturaleza benevolente que le impedía hacer valer completamente su autoridad. Por una parte el emperador había cesado los juicios por traición y, por otra, había impedido que se juzgara a los informantes del Senado. De esta manera se desató el caos, con todo el mundo actuando por propio interés mientras trataban de ajustar cuentas personales. El grado de permisibilidad era total. A principios del año 97, una conspiración encabezada por el senador Cayo Calpurnio Frugi Liciniano fracasó. Una vez más, Nerva se negó a asesinar a los conspiradores, causando la gran desaprobación por parte del Senado. La situación se agravó por la falta de un claro sucesor, hecho urgente debido a la avanzada edad y presencia de enfermedades. Nerva no tenía hijos naturales y sus parientes lejanos eran inadecuados para desempeñar cargos políticos. Era fundamental elegir un sucesor entre los gobernadores o generales del Imperio. En el año 97, Nerva estaba considerando la posibilidad de adoptar, como sucesor, a Marco Cornelio Nigrino Curiacio Materno, el poderoso gobernador de Siria. Sin embargo, esta decisión causó gran rechazo entre los partidarios del comandante más popular de todo el Imperio, Marco Ulpio Trajano, general de los ejércitos de Germania. En octubre del año 97, la tensa situación llegó a un punto crítico cuando la guardia pretoriana, dirigida por Casperio Eliano, sitió el palacio imperial y tomó como rehén a Nerva. Este se vio obligado a someterse a sus exigencias, entre las que destacaban la entrega de los asesinos de Domiciano e incluso realizar un discurso apoyándoles. Inmediatamente fueron ajusticiados los asesinos de Domiciano y, al final, Nerva salió ileso de la situación aunque con la autoridad y la imagen pública gravemente dañadas. El emperador llegó a la conclusión de que necesitaba un heredero que controlara el ejército y el pueblo. Poco después anunció a Trajano como su sucesor, quien compartió el consulado con Nerva en el año 98 d.C.
De todas maneras, Nerva tenía pocas opciones para elegir un sucesor. Frente a una crisis tan grave, necesitaba desesperadamente el apoyo de un hombre que pudiera restaurar su dañada reputación. Además, el único candidato con la suficiente experiencia militar era Trajano, un hombre que contaba con las necesarias conexiones sociales y una ascendencia consular. Con Trajano terminaba la tradición de que los anteriores emperadores tomaban a sus parientes como herederos. Este principio fue quebrado por Nerva con Trajano.
FIN
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