La Revolución Francesa: inicios y primeros conflictos



La libertad guiando al pueblo, óleo sobre lienzo de Eugène Delacroix (1830), Museo del Louvre. Imagen extraía de: https://www.lavanguardia.com/historiayvida/historia-contemporanea/20190806/47312217159/que-consecuencias-tuvo-la-revolucion-francesa.html


Hasta finales del siglo XVIII, la mayor parte de los estados europeos eran monarquías absolutas en las que el rey gobernaba sin restricciones rodeado por la alta nobleza. Este orden político llegó a su fin con una revolución originada en París en 1789. La llamada Revolución Francesa marcó el inicio de la Edad Contemporánea. 


Antecedentes

La Revolución Francesa se produjo por una serie de circunstancias. El país atravesaba una grave crisis económica causada por los enormes gastos por ayudar a la independencia de las Trece Colonias norteamericanas; a esto se sumaban los continuos lujos y los excesos de la corte. En aquella época se produjo un periodo de malas cosechas, que generaron un aumento del precio del trigo y agravaron el hambre de la población. Además, el injusto sistema de pago de impuestos recaía sobre el Tercer Estado, ya que la nobleza y el clero estaban exentos. Por otra parte, los miembros de la burguesía que disponían de educación y riqueza se veían apartados de los lugares de mayor influencia social y política por pertenecer también al Tercer Estado. Finalmente, las ideas de la Ilustración y la independencia norteamericana habían hecho soñar a muchos con un sistema político y social más justo. 


Los Estados Generales

Para intentar solucionar la crisis económica, en mayo de 1789, el rey Luis XVI convocó los Estados Generales, una asamblea de origen medieval en que se reunieron representantes de los 3 estamentos, con el objetivo de que se aceptara la subida de impuestos. Sin embargo, cada estamento acudía con ambiciones particulares. Los representantes de la nobleza (alrededor de 270 miembros) y el clero (291) asistieron para impedir que disminuyeran sus privilegios. Los representantes del Tercer Estado (578) fueron a Versalles con una lista de quejas de los diferentes grupos sociales que los representaran, con la esperanza de poder discutir seriamente el cambio de sistema en el pago de impuestos. Además, confiaban en poder votar las propuestas, no mediante el voto por estamento, sino a través del voto por diputado, ya que estos contaban con muchos más representantes. Desgraciadamente, la negativa del voto individual por parte de nobleza y clero no tardó en aparecer, por lo que los representantes del Tercer Estado abandonaron la sala y se reunieron, junto con algunos miembros liberales de los otros dos estados, en la llamada sala del juego de pelota, un antiguo recinto que había servido para jugar a un antepasado del tenis. Allí se encerraron y juraron no salir hasta que se atendieran las demandas y necesidades del pueblo llano. De esta manera, crearon una Asamblea Constitucional, declarándose representantes, no de su estamento, sino de toda la nación francesa. Los miembros de esta asamblea redactaron una Constitución para Francia. Enardecidos con el hecho de haber desafiado a sus tradicionales amos, las clases populares asaltaron la prisión de la Bastilla, recinto que también servía como arsenal y que representaba el poder absoluto del rey y la nobleza. La rebelión se extendió rápidamente al campo y los campesinos asaltaron castillos y palacios. Esta situación de caos obligó al rey a dar por válida la Asamblea. La unión de la burguesía, las clases populares urbanas y el movimiento campesino permitieron establecer una nueva forma de Estado en Francia. 


Monarquía constitucional

La Asamblea Nacional, con amplia presencia de la burguesía conservadora, inició un programa reformista para poner fin al Antiguo Régimen y convirtió Francia en una monarquía con presencia de constitución. Entre sus primeras medidas destacaron la promulgación de leyes para abolir los estamentos y la Declaración de los Derechos del Hombre y el Ciudadano. También se nacionalizaron los bienes del clero y se pusieron a la venta. En 1791 se redactó la primera Constitución francesa. Se estableció la separación de poderes: el rey detentaría el poder ejecutivo; el poder legislativo recaería en una Asamblea, elegida por sufragio universal censitario y el poder judicial se otorgaría a unos tribunales independientes. Una vez aprobada esta Constitución, se celebraron elecciones para escoger a los nuevos representantes de la Asamblea Legislativa, compuesta por los monárquicos y los republicanos. Estos republicanos se dividían, a su vez, en girondinos (moderados, miembros de la alta burguesía) y jacobinos (radicales, miembros de la mediana y pequeña burguesía). El nuevo sistema político encontró la oposición de los sectores más radicales, contrarios al sufragio censitario, y del rey y la nobleza, que buscaban recuperar sus privilegios. Desde el exterior también hubo una fuerte oposición: el papado demostró su descontento y reclamó los bienes de la Iglesia francesa. 

Además, el resto de las monarquías europeas temían que las ideas revolucionarias llegaran a sus fronteras. Desde Austria ya se empezaba a conspirar para poner fin a la Asamblea Constitucional francesa. La familia real trató de huir de Francia, pero fue capturada y hecha prisionera. Francia declaró la guerra a Austria, a quien se uniría Prusia en 1792. 


FIN

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