Las unificaciones italiana y alemana
Los movimientos nacionalistas del siglo XIX llevaron a la unificación de Italia y Alemania, que durante siglos habían permanecido divididas en diversos estados.
Italia
Las revoluciones de 1830 y 1848 evidenciaron un sentimiento de unificación en los estados italianos alrededor de las ideas nacionalistas de Mazzini y la corriente cultural del Risorgimento (recuperación de la grandeza de la antigüedad romana mediante la unidad de Italia), pero también de liberación ante Austria, ya que Lombardía y Venecia estaban bajo su control. La primera fase de la unificación italiana fue dirigida por el rey de Piamonte-Cerdeña, Víctor Manuel II y su ministro Cavour. Se anexionaron Lombardía en 1859 gracias a la ayuda de Francia y una breve campaña militar, en la que consiguieron vencer al ejército austriaco. Poco después, se anexionaron Parma, Módena y la Toscana.
La segunda fase empezó en 1860 con la conquista de Nápoles y Sicilia por parte de Garibaldi. En 1866 se produjo la anexión de Venecia con la ayuda de Prusia. Finalmente, en 1870, Víctor Manuel ocupó Roma y con esta ciudad, que convirtió en capital del reino de Italia, se integraron los Estados Pontificios. Tras la unificación se estableció el modelo de monarquía constitucional del Piamonte-Cerdeña y Víctor Manuel II se convirtió en el primer rey de Italia.
Alemania
Como paso previo a la unificación, en 1834 se había creado el Zollverein, es decir, un espacio económico común, una alianza de 39 estados alemanes. Aunque estuvo influida por las ideas nacionalistas como ocurrió en Italia, la unificación alemana no fue el resultado de una revolución popular, sino que tuvo un carácter más imperialista, claramente conservador, y se llevó a término mediante las armas. El artífice de esta unificación fue Otto von Bismarck, canciller del rey Guillermo II de Prusia, que contaba con un poderoso ejército. En primer lugar, venció a Dinamarca y se anexionó a Prusia los ducados de Schleswig y Holstein en 1864. A continuación, derrotó a Austria en 1866, a quien deseaba excluir del proceso unificador. Con el tiempo, Bismarck dejó de reconocer el Zollverein, pero permitió la fundación de la Confederación Alemana del Norte, bajo hegemonía prusiana. Con la consolidación de Prusia, la tensión con Francia empezó a crecer y terminó derivando en una de las primeras causas de la Primera Guerra Mundial, la guerra franco-prusiana (1870-1871). En esta guerra venció Prusia y le arrebató a Francia los territorios de Alsacia y Lorena. En este momento, a Prusia se unieron los estados de Baviera y el Palatinado, creándose un Imperio alemán o Segundo Reich, dirigido por Prusia.
FIN
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