Liberalismo y democracia

 

Imagen extraída de: https://literalmagazine.com/sobre-la-novisima-critica-al-liberalismo/


Desde la segunda mitad del siglo XVII, los principios teóricos del Antiguo Régimen empezaron a ser discutidos y cuestionados. Por una parte, la revolución inglesa culminó con el fin del absolutismo en Reino Unido y la creación de la primera monarquía parlamentaria de la historia, en la cual se instauró la separación de poderes y una Constitución que limitaba el poder del rey. Por otra parte, el filósofo John Locke planteó sus nuevas teorías políticas, que reivindicaban la libertad del individuo en los ámbitos político, religioso y económico, y se oponían al poder absoluto de las monarquías hereditarias europeas y a los privilegios de los estamentos nobiliario y eclesiástico.

Las aportaciones de Locke fueron recogidas y desarrolladas posteriormente por la Ilustración. Las ideas de libertad e igualdad de Montesquieu, Voltaire i Rousseau inspiraron a los líderes políticos que participaron en la revolución americana. Las revoluciones burguesas de finales del siglo XVIII se produjeron como consecuencia del éxito de estas ideas. Gracias a eso, la burguesía consiguió ascender en la escala social y conseguir el poder político, que durante el Antiguo Régimen había estado reservado a la nobleza. De esta manera, se desarrolló un movimiento político más libre, llamado liberalismo.


Principios políticos del liberalismo

El liberalismo se puede resumir en los siguientes principios:

- Respeto a las libertades individuales. Figuran entre estas la libertad de expresión y de pensamiento; la libertad de asociación, la libertad de reunión, de prensa, etc. 

- División de poderes. Cada órgano político detenta una rama del poder. De esta manera, el poder ejecutivo recae sobre el Gobierno; el legislativo sobre el Parlamento y el judicial, sobre los tribunales. 

- Soberanía nacional. El poder del Estado reside en los ciudadanos. La manifestación de esta soberanía es el sufragio (elección mediante votación). 

- Igualdad ante la ley. Todas las personas deben ser tratadas de la misma manera y cumplir las mismas leyes. Esto suponía la supresión de los privilegios estamentales.

- Constitucionalismo. Se debe establecer un pacto que regule la cesión del poder de los ciudadanos al Gobierno y las instituciones. Estos pactos son las constituciones.


Corrientes del liberalismo

- Liberalismo moderado o doctrinario. Es la vertiente más conservadora. Se caracterizó por tener una concepción restrictiva de los derechos y libertades. Defendía el sufragio censitario y la soberanía compartida entre el Parlamento y la Corona. En los países con más tradición católica, esta vertiente amparaba también los concordatos con la Santa Sede y las alianzas con la Iglesia. 

- Liberalismo democrático. Defendía la democratización de los gobiernos mediante el sufragio universal y era sensible a las reivindicaciones del movimiento obrero. Sus partidarios abogaban por la separación efectiva entre Estado e Iglesia y por la ampliación de derechos y libertades de la ciudadanía, como la libertad, la independencia de la prensa y la libertad de reunión sin restricciones.


Evolución del liberalismo

Los sistemas de poder absolutistas, así como las estructuras de dominio nobiliario y eclesiástico, entraron en decadencia de manera progresiva, aunque a ritmos diferentes. A lo largo del siglo XIX, el crecimiento de la burguesía en ambas partes del Atlántico, la difusión de los avances técnicos, industriales y comerciales, y los retos políticos surgidos después de la revolución francesa impulsaron la expansión de ideas liberales. En general, las sociedades europeas avanzaron en la defensa de sus derechos políticos: se ampliaron las libertades individuales y creció el número de personas que elegían a los gobiernos con sus votos. 

El liberalismo triunfó en Reino Unido, donde Victoria I reinó entre 1837-1901 durante la conocida época victoriana. No obstante, en los países de la Europa continental la práctica política del liberalismo fue muy desigual, intermitente y con muchas limitaciones. Las pautas del liberalismo político se transformaron a lo largo del siglo XIX y la democracia fue avanzando, impulsada por dos fuerzas: la ampliación progresiva de la participación política y el movimiento obrero.


FIN

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